Quienes vienen leyendo mi blog saben que siempre hablo de la moda como un arte pero también como un medio de expresión, para reflejar quienes somos, qué imagen queremos dar y demás.
Hace unos días dando vueltas por Netflix (ya no sabía qué mirar) me encontré con una serie que se llama "The Duchess", obra inglesa creada, dirigida, producida y protagonizada por Katherine Ryan.
En forma resumida les cuento que la serie se trata de Katherine (sí, lleva el mismo nombre de la vida real), una artista de cerámica, dueña de su propio negocio que es madre soltera de un niña y se plantea tener otre niñe con su ex mientras está con su actual pareja. La vida misma.
Quienes la vieron ya sabrán, quienes no, no les puedo decir que es la mejor serie que ví pero tiene sus perlitas, momentos graciosos, absurdos y lo que me trae a escribirles sobre esto: sus outfits.
Desde el primer capítulo hasta el último la protagonista varía de dos o a tres looks en cada episodio. Instantáneamente reflejan la personalidad del personaje. Lleva piezas de diseño, eclécticas, de colores alegres, mixea texturas, usa encaje, piedras, plumas. En fin, no hay nada que haya quedado afuera.
Y más allá de mi ojo de lince y fascinación por el guardarropas de la protagonista, quería saber qué representaba la moda en sí para el personaje, qué valor le daban. Y me encontré con ideas que me gustaron aún más que sus prendas. Bueno, no sé. Digamos que hay empate.
Katherine Ryan es actriz y comediante de stand up, viene del under y cuenta que cuando recién arrancó todes le pedían que se vista en forma discreta, que parezca invisible porque si su ropa era muy vistosa nadie le iba a prestar atención a su humor y por lo tanto a considerarla graciosa. Qué locura, ¿no? Así que ella en un acto de rebeldía que claramente iba a definir el resto de su carrera, se contactó con diseñadores de Inglaterra y lo demás es historia.
Cuando surgió el proyecto de "Casi una duquesa" (nombre dado por Netflix en Latinoamérica) decidió caracterizar a un personaje que, a través de la ropa, se presenta como poderoso. Quería interpretar a una mujer que sea fashionista, que no sólo disfruta de la moda sino de mostrarse. Y poniendo más sobre la mesa quiso derribar la imagen que han creado en el colectivo social acerca de que las madres solteras son - en términos estéticos - un "quilombo": desalineadas, con el pelo descuidado, etc, etc.
Y tal vez se preguntarán por qué les traigo esto: bueno porque una vez más queda demostrado que con la moda podemos romper no sólo un molde o estereotipo sino varios, que la moda siempre va a ser un medio para expresarnos y dependerá de nosotres lo que queremos decir, transmitir, que la moda sí puede ser divertida y no necesariamente estar asociada a maniquíes humanos - muchas veces - sin expresión en una pasarela.
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